domingo, 5 de junio de 2016

Quiero, espero, anhelo, deseo

Tengo el corazón inquieto y no sabía si escribir esto acá o en mi blog de poesía, pero ya que estamos acá, veamos que sale de todo esto.

De fondo, música emotiva (Ljósio) (Canción que, por cierto, me "dedicó" un tipo del que me enamoré hasta las patas) afuera, el cielo de Buenos Aires parece percibir lo raro que me siento y por ratos sale el sol, llueve, corre viento, las nubes danzan y yo doy vueltas en mi cama; una lágrima me baila en los ojos y no sé si es esa típica lagrimilla de sueño y cansancio o es la evidencia inequívoca de que tengo pena y no puedo seguir disimulándolo.

Quisiera, con tantas fuerzas, dejar de ser yo, dejar de ser blando, dejar de derrochar amor. Dejar de abrir las puertas de mi corazón así, sin más y dejar que pase cualquiera. Quisiera dejar de sabotearme las emociones. No quiero ser tan intenso, no quiero ser tan pasional.

Mentira, Si quiero. Lo disfruto.

Lo que quiero es alguien que pueda corresponderme; un hombre lo suficientemente valiente para navegar en mis tormentas y mañas. Un héroe que amanezca sobre mi cada mañana y me haga saber que no importa nada, nada, nada, porque estamos juntos. Que no importa si el cielo está gris, rosado, rojo furia o negro atroz, su mano siempre estará sobre la mía, temblorosa, graciosa, vacilante, vigorosa.

Quiero un amor tremendo, quiero un amor grande entre lo pequeño y pequeño ante lo infinito, un amor que junte la poesía y la vida al enfrentarse con la muerte. Un amor que me permita sacarle las tristezas, un amor que deje aflorar al idolatra que llevo dentro.

Quiero, espero, anhelo, deseo.

Lo deseo todo de él. Todo lo que haga y lo que deje a medio camino. Todo lo que no quiera hacer y todo lo que pueda hacer, también lo quiero. Quiero sus enfermedades y sus demonios, quiero sus días brillantes y sus primaveras. Tardes de verano y noches en vela, ¡todo eso cabe en mi corazón!
Deseo besar sus dudas, sus temblores, sus malestares, sus piernas, sus pies, sus ojos y adormecerlo sobre mi regazo para despertarlo flotando en un océano de cosas que él no entiende y cosas que yo tampoco entiendo.

Anhelo la locura que resbala de sus ojos, mis entrañas tiemblan de lujuria, esperando el día en que rodemos juntos por campos celestes y verdes, blasfemando nuestros cuerpos, blasfemando el que dirán, blasfemando sus amigos, mis amigos, nuestro pasado, todo, todo junto con hereje alevosía.

Buenos Aires me hace poeta, Buenos Aires me hace escribir, Buenos Aires me hace preguntarle al viento ¿dónde está este hombre? No dejo de darle play a la canción antes mencionada. Ya no doy vueltas en mi cama. Tengo frío y eso me recuerda su no presencia. Suspiro y siento el corazón hecho ave. Ya puede volar.