lunes, 3 de octubre de 2016

A punto de los 26

Me acabo de sentar a la orilla de mi cama y caí en un estado de profunda reflexión. Todo este tiempo (especialmente estos últimos meses) me he comportado de una manera especialmente complaciente. Lamento decir que no me he complacido, sino que me he dedico a complacer a otras personas.

¿Cómo?

Me he dedicado a hacer todo lo que dicen que haga, me he comportado exactamente de la forma que esperen que me comporte y muy contrario a mi estilo, les he dado la razón en todo. Pero ahora, sentado a la orilla de mi cama le pongo un punto final a esta situación. Basta de complacer a otros, basta de llenar sus expectativas, basta de agradar a cuando gil se me ponga por delante. Estoy a un día de cumplir 26 años, he sobrevivido a dos amenazas de muerte, a un abuso sexual, dos depresiones, accidentes bastante feos, he superado mi miedo a las alturas, llevo 7 meses viviendo lejos de mi tierra, he sufrido penas de amor hasta porque si y no voy a permitirme sostener esta puta situación ni un día más.

A usted que dijo que yo canto mal, le digo que canto mucho mejor de lo que usted cree. Incluso canto mejor que usted.
Al que me dijo que no sirvo para el teatro, mireme, llevo 7 meses estudiando teatro y mi talento sigue creciendo.
A la mujercita que dijo que bailo mal, siéntese y véame mover las caderas al son de la canción que sea.
A los que aseguran que escribo mal, que mis poemas son chabacanos y que son cualquier cosa menos arte, les dedico mis versos, la canción de mi alma y la amargura de mis entrañas. Pueden comer hasta hartarse y reventar.

Me volteo contra el mundo y les digo que no pienso hacerme el simpático con quien me caiga mal, no voy a disimular mi mal carácter y si algo me desagrada, gritaré con fuerza. Si algo me agrada amaré con fuerza. Si algo me desanima, seguiré adelante, con fuerza, fuerza, fuerza. Voy dejando los 25 y los 26 caen sobre mi con violencia y desde ahora, las cosas van a cambiar.