martes, 25 de agosto de 2020

De Covid, Tinder y una mente inquieta.

Yo no sé, si lo que estoy a punto de contar es una tendencia común o solo soy yo saboteandome (una vez más) y es que, tengo la impresión de que si me hicieran escoger entre el camino más corto y el camino más largo, probablemente elegiría el más largo... y lo recorrería de rodillas porque #esforzada.

Con todo esto de la cuarentena, me he vuelto mucho muy activa en redes sociales (más aún, si es que eso es posible) Y es que, en contexto de encierro, una debe buscar vías de escape y distracción y ya que, con el paso de los años, he desarrollado una dependencia a las redes sociales, dije ¿Por qué no caer más bajo? y sin esperar (de verdad que sin esperar) descargué cada app de ligue que existe en google play (y elimine las apps de cachondeo porque #quedateentuputacasa). 

¡Conciencia por favor!

El asunto es que me entregué a la labor y, determinado a romper mi racha de cuatro años de soltería (si wna, cuatro años), empecé a buscar al señor perfecto. Un hombre ni muy joven, ni muy mayor, ni muy alto ni muy bajo, que fuera simpático, tuviera charla y fuera bonito, obvia (bonito para mis gustos, no pido un mister universo) pasó un mes y nada. Pasaron dos meses y nada. Cuatro meses y, si las apps pudieran juntar telarañas, probablemente mi celular sería un nido de arañas. 

Nada, cero, ni un pesque. 

Hasta que encontré a un muchacho. ¡No lo podía creer! me encontré en tinder con un hombre guapo, profesional, amoroso, simpático y embalao como él solo. Desde el segundo uno de conversación, el flaco me coqueteó y comenzó a resaltar lo atractivo que yo le parecía. Pasaron los días y ese bello entusiasmo inicial, se diluyó tan sutilmente que llegado un lunes, le dije que la verdad, me parecía que no íbamos a ningún lado (y ya me tenía aburrido que pasara todo el tiempo diciéndome ¿Por qué eres tan lindo? ¡LOCO quiero conversar de otras cosas!)

Me quedé un rato más dando vueltas por tinder cuando apareció otro muchacho. Guapo (tal y como me gustan) profesional, simpático, ocurrente, rápido, informado, va por el apruebo, niño de bien, con conciencia social y una gata. ¡Lo que siempre le pedí al viejito pascuero llegaba al fin! (con 25 años de retraso, pero llegaba) Y yo no podía menos que agradecer al universo entero por este destello milagroso en mi oscura senda.

El único detalle es que el flaco vive en otra ciudad.

¿Me estái hueveando Santa Claus de mierda? ¿En serio conocí a un loco que, a mi parecer, es perfecto para mi Y VIVE EN OTRA CIUDAD?

Ustedes podrán decir "Pero la distancia es un detalle con esto de la tecnología, pues niño" si, es un detalle. Un detalle culiao que condiciona todo mi actuar (y supongo que el suyo también) Empezamos a conversar e intensa como soy, me embalé po (más embalaa que el flaco del párrafo anterior) y tuve que amarrarme las manos como pa no proponerle matrimonio al toque (Porque Libra podrá ser indeciso, pero cuando sabe lo que quiere, no hay nadie que lo aparte de su objetivo. Amén así es.) 

Llegado el día y temblando más que la mierda, le tiré el bombazo al bombón; básicamente le dije que me gustaba. Él, claro, se sorprendió y agradeció mi honestidad y lo dejó ahí. Evidentemente no me corresponde/correspondía pero seguimos hablando porque #buenaonda. 

Y así hemos estado, conversando en la buena onda, memes van, memes vienen, pero cada vez que me pongo coqueto, me encuentro con una pared. Más bien con un ciervo asustado ante la presencia de un cazador. El loco me evade y no lo culpo, debe ser super raro que un tipo que nunca has visto en tu vida te coquetee, pero ¿Qué querí que haga? ¡Si me gusta! y mi única forma de poder tener contacto con él es a través de redes sociales. Sé (y de verdad que lo sé) que esto de no poder vernos en persona nos deja casi en un limbo; un estado de espera perpetuo, donde solo vivo en base a fantasías y proyecciones ficticias orquestadas por mi inquieta, inquieta mente. 

La cuestión es que me siento atrapado. Elegí estar solo todo este tiempo, porque me prometí que mi próxima relación no sería como la última, donde (todo bien con mi ex) básicamente me aferré a él por miedo a quedarme sola y ese miedo (ese puto miedo) se hace presente de nuevo. Este jovencito, al cual hago referencia es bkn, muy bkn, sin embargo siento que no le gusto (aquí señalando lo evidente) y yo le entrego más energía de la que debería y no sé como salir de todo esto. No sé que hacer. ¿Persevero en esto? ¿Me hago a un lado? ¿Me hago hetero? honestamente y siendo super visceral con el tema, siento que estoy puro dando la hora y que, hasta cierto punto a él le gusta tener un alguien que empuje en la dirección del amor/sexualidá/romance, porque ¿A quien no le cae bien saber que tiene un alguien que se muere por una? 

Creo que, lo que queda por hacer es, recoger la dignidad, despedirse del muchacho, desinstalar las pinches apps de ligue y rezar porque toda esta mierda de la cuarentena acabe para salir a conocer gente al mundo real. 

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